Con La Planta Insolente, trabajadores del MPPDME conocieron detalles del gobierno valiente y soberano de Cipriano Castro

Con la exhibición de la película La Planta Insolente , de Román Chalbaud, trabajadores y trabajadoras del Ministerio del Poder Popular de Desarrollo Ecológico (MPPDME), vivieron los momentos estelares del gobierno valiente, soberano y nacionalista de Cipriano Castro (1899-1908), entre los que destaca el triunfo sobre el bloqueo naval de potencias extrajeras.

Gracias a la magia del cine, aderezada con toques de realismo mágico, la fuerza laboral del MPPDME constató que la historia es cíclica, así como los ataques a los gobiernos que defienden la soberanía nacional y los intereses del pueblo.

La Planta Insolente, película financiada por la Villa del Cine,  muestra la férrea resistencia del presidente Castro a presiones y ataques tanto de potencias extrajeras (mediante sus empresas transnacionales)  y acreedores de la deuda externa, como de caudillos y banqueros locales.

El filme también destaca que los venezolanos y las venezolanas son capaces de olvidar las diferencias para luchar unidos contra quienes pretenden violar el territorio nacional, como ocurrió entre diciembre de 1902 y febrero de 1903, cuando enfrentó una flota de 15 acorazados (encabezados por Inglaterra, Alemania y Estados Unidos), que bloquearon  y bombardearon las costas para forzar el pago de una deuda pública heredada.

“Venezolanos, venezolanas, la planta insolente del extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria”, es la primera oración de la proclama con la cual Castro logró mover la fibra patriota del pueblo en medio del bloqueo y bombardeo de las costas del país. “No volverán”, fue el grito de triunfo de quienes defendieron y vencieron a tan desproporcionada agresión internacional.

Traicionado por su compadre, Juan Vicente Gómez, quien se plegó a los intereses del gobierno estadounidense y entregó importantes  riquezas del país a lo largo de 27 años, Cipriano Castro vivió 16 años en el exilio, pero sin perder su dignidad y sentido nacionalista.

“Prefiero vivir solo, pobre y desterrado”, le aseguró a un emisario del gobierno estadounidense que lo visitó en Puerto Rico para convencerlo de encabezar un golpe de Estado contra Gómez, en 1917.

Castro murió en la isla caribeña, en 1924. Desde el año 2003, por órdenes del Comandante Supremo de la Revolución, Hugo Chávez, sus restos mortales yacen en el Panteón Nacional.

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