Cultura minera venezolana

Los primeros escritos que develan la presencia de minerales en el territorio venezolano, datan del siglo XVI a partir de la presencia de los conquistadores españoles a los que se sumaron tiempo después, piratas y corsarios anglosajones, enviados al Nuevo Mundo con fines de colonización, evangelización de nativos, exploración de territorios e identificación de riquezas. No obstante, algunos hallazgos e investigaciones arqueológicas, permiten afirmar la existencia de actividades mineras antes de la presencia española en el territorio venezolano.

La presencia de minas de oro fue conocida por los conquistadores españoles gracias a las narraciones proporcionadas por los aborígenes, cuyos líderes lucían sencillas prendas como símbolo de estatus y poder. El reino de España dirigió sus esfuerzos y recursos para adentrarse cada vez más hacia aquellas zonas, donde se indicaba la existencia del preciado mineral. A partir de la segunda mitad del siglo XVI, comenzó la explotación con fines comerciales de los yacimientos de oro, ubicados en determinadas zonas de la Provincia de Venezuela, dando origen a enfrentamientos bélicos con los aborígenes por el control de las minas.

La Corona inglesa por su parte, mostró igual interés por el mineral localizado en la región de Guayana cuyas muestras fueron conocidas, por primera vez, en Europa gracias a su traslado en 1595, por el corsario Sir Walter Raleigh. De acuerdo con los registros de la época, la explotación de las minas de oro durante los siglos XVI y XVII en territorio venezolano, se caracterizó por su poca productividad, en comparación con explotaciones de minas similares ubicadas en el resto de las colonias hispanas.

El florecimiento y rendimiento en términos lucrativos de los yacimientos de oro, se produjo a partir de la segunda mitad del siglo XIX, pero esta vez, en las prósperas minas ubicadas en los alrededores del río Yuruari (sureste del estado Bolívar), donde se profundizaron estudios sobre el mineral aurífero y logró fundar en 1892, la Escuela de Minería de Yuruari en la población de Guasipati.

La región minera de El Callao, Tumeremo, Guasipati y El Dorado registró una de los períodos de mayor productividad a partir de la introducción de maquinarias, tecnologías y personal calificado, por parte de compañías e inversión extranjera, quienes operaban bajo la figura de concesiones otorgadas por el Estado venezolano. El descubrimiento de los grandes yacimientos de oro de aluvión, de filones y vetas en la cuenca del río Cuyuní, así como la existencia de diamantes en las cuencas de los ríos Caroní y La Paragua, se contaron entre los avances en materia geológica y minera alcanzados durante la última década del siglo XIX.

A lo largo del siglo XX, las diversas compañías extranjeras que explotaban las minas de oro, introdujeron mano de obra foránea, que sumada a la procedente de entidades limítrofes a la región Guayana, se amalgamaron con la centenaria cultura minera local. Las manifestaciones culturales, la mixtura de lenguas, los modos de vida y elementos organizativos, la aprehensión colectiva que le confieren al mineral aurífero, como representación mágica creadora de principios y valores que direccionan la vida social de quienes se autorreconocen como pueblo minero, dan cuenta una identidad, memoria e historia colectiva construida basada en la diversidad, la inclusión y la tradición.

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