Prensa Minería.- El 11 de abril de 2002, fue parte de las acciones fascistas, emprendidas por la derecha venezolana, para derrocar a Hugo Chávez, como presidente de la República Bolivariana de Venezuela, pretendiendo acallar la voluntad del pueblo venezolano, que votó por un cambio en la política, social y económica de la nación.
Tras un llamado a “marchar hasta Miraflores”, se inició el plan violento de los opositores al Gobierno venezolano, que tenía como fin último provocar hechos violentos, que lamentablemente fueron perpetrados en el centro de la ciudad.
El grupo facineroso, planeó el encuentro de la marcha que venía del este de Caracas, con el pueblo revolucionario que se encontraba en los alrededores del palacio en apoyo al comandante Chávez y allí causar caos, violencia y muerte.
En el caos y la confusión, generados por la derecha, el presidente Chávez, en cadena nacional, llama a la calma, pero los medios de comunicación privados, decidieron silenciar la verdad y generaron una matriz de opinión negativa al Gobierno, haciéndolo culpable de la violencia y los fallecidos.
Los medios de comunicación social, hicieron caso omiso, la masacre que se estaba suscitando en las calles de la capital sucedía, como el asesinato de varios venezolanos por funcionarios de la extinta Policía Metropolitana.
Siguiendo las órdenes injerencistas del gobierno de Estados Unidos, la cúpula nacional formada por Fedecámaras, CTV, trabajadores petroleros y la Coordinadora Democrática, conspiraron el derrocamiento del presidente Hugo Chávez Frías.
A altas horas de la noche, el comandante Chávez fue secuestrado por los golpistas y llevado a Fuerte Tiuna, para posteriormente llevarlo en la mañana a la Isla de la Orchila, mientras sus captores ejecutaban su macabro propósito de sacarlo del poder.
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