El Ministerio del Poder Popular para Desarrollo Minero Ecológico implementa una política que tiene como objetivo la extracción sostenible de los minerales con respeto a nuestra valiosa naturaleza, de la mano con comunidades mineras y pueblos ancestrales ubicados en el territorio venezolano.
Una minería planificada que sabiendo la finitud de los recursos extraídos procura que la renta generada por estos se convierta en inversión para el resto de las áreas productivas y socioproductivas del país. Esta política sigue el legado aprendido por el padre de la patria e importante prócer de nuestra América, Simón Bolívar, en su afán de que las minas impulsaran el desarrollo de otras fuentes de riqueza, y con el recordatorio de que una naturaleza degradada se convierte en pobreza para toda la nación, “… lo que se destruye es inútil a todos y aquí no habrá sino inmensos desiertos propios para vivir al abrigo de estos males” (Decreto de Chuquisaca, 19 de diciembre de 1825, Simón Bolívar).
Es por ello que la política minera mantiene que la productividad pasa por generar el mayor beneficio del bien que la naturaleza otorga sin destruirlo porque de él dependemos, y porque tenemos una relación de respeto hacia ese bien que nos da la vida, traducida en ríos, mares, lagos y bosque únicos, exclusivos de nuestro país; el compromiso es conservarlos y restaurarlos en caso de afectación.
Con procedimientos científico-tecnológicos, a través de investigaciones aplicadas, focalizadas de manera particular en métodos de extracción, procesamiento primario y desarrollo aguas debajo de las principales cadenas productivas de los minerales estratégicos, bajo la conducción de un cuerpo de científicos altamente calificados y enfocados en generar nuevas y mejores técnicas que posibiliten, además de un menor impacto al medio, la minería en Venezuela se consolidará como una actividad que en el mediano y largo plazo hará realidad la representación de generar una siembra minera para el futuro de las generaciones de nuestra nación (OG 3.2.1.1. Plan de la Patria 2019-2025).
La generación de conocimiento asociado a la actividad permitirá fomentar el desarrollo científico del país, a la vez que impulsará las mejores prácticas mineras y se convertirá en soporte esencial para la Venezuela potencia (OG 5.2.1.7.).
En este sentido, el análisis de los procesos asociados a la actividad, a través de una comprensión exhaustiva de la cadena de valor del proceso minero, permitirá obtener los mayores beneficios de esta importante actividad productiva.
Bajo esta visión, el ente rector de la minería en Venezuela trabaja en la construcción de una nueva cultura minera que teniendo como norte esencial, pero no en exclusividad, el desarrollo planificado del Arco Minero del Orinoco (AMO), incentiva paralelamente la extracción de recursos de importancia para actividades tan variadas como la agricultura, la industria farmacéutica, y la de la construcción, entre muchas otras (OG 3.2.2.4.).
Superar el extractivismo y modificar la noción de una renta perversa pasa por lo antes descrito, pero también por modificar la cultura de comunidades e incluso de empresas e instituciones que han realizado la actividad por muchos años de manera inadecuada, es por ello que uno de los vértices para la construcción de una nueva cultura es el proceso formativo de quienes ejercen la minería como actividad productiva.
Incentivar a las comunidades mineras para que ellas se conviertan en comunidades organizadas desde el punto de vista social, se fomente la incursión de los jóvenes en los procesos productivos a través de un sistema formal o no formal de enseñanza, y se genere una noción de desarrollo respetuosamente comprometida con el medio permitirá que estos pueblos que hoy viven de la minería no se conviertan en pueblos fantasmas una vez que esta actividad desaparezca (políticas de punto y círculo).
De igual forma, fomentar la relación del minero con su entorno propenderá al establecimiento del arraigo y el cuidado, a la vez que se convertirá en la vía hacia comunidades mineras más saludables. Aspectos fundamentales para generar cambios en la cotidianidad que a futuro garantizan una relación entre el minero y el medio que lo sustenta distinto al que hoy existe (políticas de punto y círculo).
El fomento a las iniciativas individuales para el desarrollo de tecnologías locales que promuevan una mayor y más eficiente producción minera se traducirá en el incentivo para los emprendedores, como legado a la herencia de Bolívar y el pensamiento bolivariano (decreto Creación de juntas provinciales de agricultura y comercio para el desarrollo industrial de la nación, artículo 8, numeral 6°, “… fomentar la industria proponiendo y concediendo premios a los que inventen, perfeccionen o introduzcan cualquier arte o género de industria útil…”, mayo de 1820, Simón Bolívar).
Comunidades mineras y pueblos ancestrales comprometidos con el desarrollo sostenible y planificado de la minería pasan ahora a ser parte del nuevo sector minero del país, un sector minero en donde la guía del Estado venezolano como responsable de los recursos del suelo y el subsuelo, se compromete a generar procesos de capacitación permanente para una extracción lo menos invasiva posible y con el menor impacto a la naturaleza y a sus propias comunidades, pero además provee a estas comunidades de un sistema logístico de insumos y maquinarias esenciales para realizar un trabajo seguro y con mayor productividad.
El compromiso productivo de la política minera en esta etapa pasa también por generar reglas claras para los socios e inversores nacionales y extranjeros, legislación transparente, sistema impositivo justo y mecanismos de fiscalización efectivos que permitirán a los inversionistas tener confianza sin que la soberanía de la nación se vea comprometida (OG 5.2.1.7.).
En esta nueva etapa, la sólida presencia de las instituciones del Estado venezolano en las zonas donde se realiza la actividad minera permitirá la recuperación de la territorialidad, hará efectiva la lucha contra el contrabando y fortalecerá los mecanismos de seguridad del Estado y generará confianza a quienes directa o indirectamente dependan de la actividad (OE 3.2.2.4.8.).
La política minera se compromete a través de tecnologías de punta a generar datos en materia de reservas probadas y certificadas para la actividad minera, la participación de especialistas en todas las áreas de interés posibilitará que los datos resulten incuestionables a los ojos del público más crítico, la certificación de áreas mineras se convertirá en una importante ventaja competitiva de nuestro país y en la punta de lanza para búsqueda de nuevos socios e inversores (OG 3.1.1.3.).
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